En tren bala desde Kioto, llegaba a la capital de Japón, Tokio. El último lugar en mi viaje a Japón, por 4 noches.
Las diferencias entre Kioto y Tokio se sienten desde el primer momento. Tokio, a diferencia de Kioto, es el Japón moderno, la gran urbe, los edificios altos, grandes avenidas y carteles publicitarios allá por donde vas.
El primer día aproveché para conocer la zona de Asakusa, donde estaba mi hostal. Es una zona muy turística por su variedad de templos entre los que destaca uno de los más importantes de la ciudad y el más antiguo, Shensho-Ji. Los templos sintoístas se caracterizan por tener un farolillo rojo a su entrada, Shensho-Ji cuenta con uno de los más grandes. Sus alrededores están masificados de gente que camina entre los diferentes mercadillos que lo rodean.
La siguiente parada fue el parque de Ueno, uno de los más importantes de la ciudad donde los turistas y locales comparten tiempo disfrutando de las diferentes actividades que ofrece. Cuando yo fui había una exposición de bonsáis. Es genial ver las diferentes variedades que hay y con qué cuidado son tratados. También hay un zoo o el Museo Metropolitano de Arte Moderno.
El segundo día de nuevo explorar la ciudad hasta llegar al parque de Shinjuku Gyoen. No soy muy fan de pagar por entrar en un parque, pero al final decidí hacerlo. El parque es impresionante y puedes estar varias horas explorándolo con tranquilidad. Se compone de tres zonas, el jardín japonés, el inglés y el francés. Tras ello, me fui a explorar el barrio de Shinjuku, que es la imagen generalizada que tenemos de Japón, es decir, la zona comercial donde grandes edificios se visten con luces de neón a cuál más llamativo. Sus calles están repletas de gente de lo más variopinta que entra y sale de los numerosos comercios y restaurantes de la zona. Es un auténtico espectáculo de luces.
El tercer día era el momento para explorar la zona de Shibuya, también caracterizada por su ambiente comercial tan característico de Tokio. Siguiendo mi recorrido llegué al templo de Zojo-ji, que se encuentran a los pies de la famosa torre de Tokio, considerada la réplica nipona de la Torre Eiffel. Para acabar la última noche en Tokio, decidí volverme al barrio de Shibuya y entrar a explorar esos grandes locales de videojuegos donde los japonés gastan su tiempo y su dinero. ¡Una pasada!
Se acababa el viaje a Japón que tanto había disfrutado. Sin duda Japón es un destino impresionante y no veo el día de volver porque aún me ha quedado mucho por descubrir.
Próximo destino, Taipei (Taiwán).