(Click here for English version)
Como relataba en el anterior post sobre mi viaje a Daegeon, la salida de esta ciudad para llegar a Busán fue un poco caótica. Una vez conseguí subirme al tren y pensar que ya estaba todo superado, no fue así. Hasta en dos ocasiones el tren paró en estaciones intermedias anunciando que el tren no podía continuar y obligándonos a abandonar el tren para coger buses, para más tarde rectificar y permitirnos seguir. Había mucho caos y falta de información. La gente iba corriendo de un lado para otro sin mucho sentido. Todos los mensajes eran en coreano, mientras los extranjeros nos juntábamos para intentar entender qué pasaba y simplemente nos limitábamos a seguir los pasos de lo que hacían los coreanos. Si ellos bajaban del tren, nosotros bajábamos, si ellos subían, nosotros le seguíamos. Así en varias ocasiones. Con miedo por la falta de información llegamos al destino. La sorpresa fue que el tiempo en Busán era espectacular, todo soleado, ni una nube. No entendía nada. Llegué a pensar que les había entendido mal y que no había sido un tizón el motivo, sino una simple huelga de transporte. Pero no, había sido un tizón, de hecho, el mayor de la historia registrado en Corea o eso decían las noticias.
Llegue al hostal donde me explicaron todo lo que había pasado, y por fin, todo cobraba algo de sentido. Como siempre, ya llegada la tarde noche, dejé la mochila y salí a descubrir los alrededores del hostal para poder ubicarme. Todo parecía normal, nada apuntaba a que el tizón hubiese provocado ningún destrozo. De nuevo, puestos callejeros y tiendas por todos lados, nada que no hubiese visto en Seúl o Daejeon.
Otro día soleado, así que tras desayunar me pusé rumbo a uno de los puntos más visitados de Busán, la playa de Haundae. Más que Corea, parecía Benidorm. Ahí es donde empecé a ver los efectos del tizón. El paseo marítimo estaba en parte destrozado, los restaurantes cercanos a la playa inundados y la gente intentando recuperar lo poco que se podía. El ejército y los habitantes colaboraban para volver a normalidad lo antes posible, pero se notaba la pasada del tizón allí por donde caminabas.
Caminé durante todo el día por los alrededores de la playa, donde el mar convive con el lujo de modernos rascacielos, sin dejar de lado parques y edificios tradicionales. Para los que somos de zona costera, no hay nada mejor que caminar cerca del mar.
Busán, a parte de playa, es lujo y rascacielos. No he podido llegar a contar la cantidad de rascacielos que estaban construyéndose. Busan, como Daegeon y Seúl, tiene muchos parques, lo que hace que las caminatas se hagan más amenas. El parque de Dongbaek se adentra al mar, igual que hace Cimadevilla en Gijón.
Uno de los días amanecía nublado, pero no llovía. Así que decidí irme al poblado de Gamcheon, que se encuentra en lo alto de la colina. Tras una caminata intensa hacia arriba, y justamente cuando llegué a lo alto, empezó a llover. Vaya! Pero no pasa nada, el agua no hace daño, y menos a un asturiano que ha vivido los últimos 5 años en Irlanda. Chubasquero y punto. Con estrechas y empinadas calles, este pueblo era un antiguo poblado coreano que ha sido reconvertido en un pueblo dedicado al arte. Todas las casas han sido pintadas de colores vivos, creando una estampa digna de fotografiar desde cada inclinado rincón. Estuve callejeando unas dos horas, había sitios escondidos en los que merecía la pena pararse y simplemente observar, ni siquiera fotografiar.
Tras callejear todo lo posible, baje al mercado de Jagalchi, el mayor mercado de pescado del país. Era impresionante la cantidad de pescado y de diferentes clases que allí había. En mi vida había visto tanto pescado y con tanta variedad junto.
De nuevo día algo lluvioso, pero había que salir a dar una vuelta. Me acerqué hasta el Parque de los Ciudadanos que estaba cerca del hostal, esperando que la lluviosa parase. Una vez allí, la lluvia no paró sino que comenzó a ser más fuerte, así que tras pararme en un restaurante a comer unos buenos dumplings, me fui a hostal. Era el día perfecto para descansar, al día siguiente tocaba viaje a Japón y había que tener fuerzas.
Último día antes. De nuevo soleado. Tiempo perfecto para hacer lo que el día anterior no había podido completar, y fue visitar el parque principal con tranquilidad antes de ponerme rumbo a Japón.
Un comentario en “Busán, ciudad marítima.”