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Después de pasar los primeros días en Seúl, me fui a Daegeon. La verdad, aún desconozco porque elegí esta ciudad como destino. No sabía nada de ella, sólo una foto que me gustó y tal vez por ello, porque estaba de camino a Busán, y por impulso, decidí ponerla en mi itinerario. Lo primero que supe de la ciudad, fue por un mensaje de mi amigo Luis, en el que me decía que en esta ciudad estaba la Universidad de KAIST, una de la mejores del mundo a nivel tecnólogico, así que la primera información ya me motivaba. Raro era que no había ningún hostal en Hostelworld y el único que encontré fue a través de Booking. Eso hacía presagiar que no era una ciudad muy turística, ¡otro punto a favor!
Llegué al hostal por la tarde, donde una señora mayor me esperaba. No hablaba ni una palabra de inglés, así que me dio una hoja con la poca información que tenía. No había ningún extranjero, por lo menos yo no vi ninguno. La zona común, una pequeña habitación donde servían el desayuno. Estuve en una habitación para cuatro, pero sólo.
Salí a dar una vuelta y a cenar. De nuevo cientos de puestos callejeros donde comer y tiendas anunciadas con neones. En la calle comercial principal de la zona donde me alojaba, estaba el SkyRoad, un espectáculo tecnológico de imágenes y música cubriendo el paseo que me encantó. Ya empezaba a notar el ambiente tecnológico de la ciudad.
Al día siguiente, tocaba conocer la ciudad un poquito más a fondo. Empecé por el centro de la misma y luego fui caminando hacia principal parque de la ciudad, Hanbat Arboterum, ¡una auténtica pasada! Sin duda, el mejor parque urbano en el que he estado hasta el momento. Una desconexión total de la ciudad, un lugar de descanso. Cada paso que daba, encontraba una zona aún más bonita que la anterior.
Tras varias horas en el parque, crucé el puente de la Expo, me fui al Parque de la Expo y el Museo de Ciencia y Tecnología. Aquí todo es relación a la Expo. El día anterior había sido festivo, así que todos los museos estaban cerrados. Me quedé con las ganas de entrar, pero los exteriores merecieron la pena. Sin duda Daegeon es una ciudad para caminar, y básicamente eso fue lo que hice durante todo el día.
Un café y un poco de descanso para mis piernas. Me dirigí de nuevo hacia los alrededores del puente de la Expo para poder fotografiarlo como se merece. Este puente luce su belleza durante la noche, y aunque la torre de la Expo no estaba encendida, la panorámica era genial. Los altos edificios se combinaban con el puente para crear una fotografía estupenda. Había cientos de coreanos, por no decir miles, haciendo deporte a la orilla del río.
Al día siguiente, el tiempo no acompañaba, y la lluvia era constante. Así que revisé mi itinerario e hice pequeñas modificaciones. Tenía pensado ir un día a Gyongyeon y luego a Busán, pero me di cuenta que estando poco tiempo en cada ciudad no la disfrutaba como se merecía. Así que cancelé el viaje a Gyongjeon, y me puse rumbo a Busán.
Una vez en la estación, todo parecía muy revuelto, pero no le daba importancia. Los trenes anteriores al mío rumbo a Busán no habían salido, y el mío no estaba anunciado. Preguntaba qué pasaba, pero poca gente de la estación, por no decir nadie, hablaba inglés. Conseguí entender a un amable coreano que quiso dar a entender que por Busán había pasado un tizón y por ello no estaban funcionando los trenes, y me recomendaba que volviese mañana o fuese en autobús. No estaba muy seguro si había entendido lo que me había dicho, así que decidí esperar. Pasaron unos minutos, cuando un tren rumbo a Busán parecía partir, así que me metí justo antes de que cerrara la puerta. ¡Por fin! ¡Arrancaba! ¡Ya estaba rumbo a Busán!
(Seguiré contando la historia en el siguiente post)
Un comentario en “Daegeon, ciudad de parques y luces.”