No me lo creo, me voy de Irlanda. Tras 5 años, 7 meses y 8 días ha llegado el momento de cerrar esta etapa, sin duda una de las mejores de mi vida. ¿Quién me iba a decir esto hace un año, incluso hace unos meses? Al que me lo hubiese dicho, le hubiese contestado rápidamente que aunque nadie sabe donde estaremos mañana ya que el destino no se puede predecir, mi camino en la isla Esmeralda era para largo tiempo.
Un 13 de febrero de 2011 cogía mis maletas y me ponía rumbo a mi nuevo destino para mejorar mi inglés, mejor dicho, para aprender inglés. Una decisión con algunos miedos, pero pocas preocupaciones pues serían sólo 3 o como mucho 6 meses, para luego hacer un máster en China o irme a trabajar a Londres. Nada de eso obviamente ha pasado, tal vez porque encontré un lugar que me sorprendió, me cautivó, me enamoró.
Sabía muy poco de Irlanda, prácticamente nada. Se hablaba inglés y eso me bastaba. Puede que mi desconocimiento al respecto haya ayudado a sorprenderme tan gratamente. Me sorprendió su gente, con un carácter tan amable y generoso; su tejido empresarial, tan focalizado en las empresas de Internet como buena apuesta de futuro; las oportunidades laborales, buenos puestos de trabajo con posibilidades de crecimiento y buen trato por parte de las empresas; su ambiente internacional, tan pronto hacías un amigo coreano como compartías piso con un croata o trabajabas con una americana; el sentirte como en casa, hay miles de españoles de los que unos cuantos se convierten en tus amigos para hacerte la vida un poquito más fácil. Podría seguir enumerando lo que me ha cautivado de Irlanda, pero creo que eso merece otro post y no me quiero extender con este.
Me llevo la maleta llena, llena de recuerdos, y eso me emociona. Me llevo la experiencia de haber llegado sin nada e irme con mucho. Me llevo todos los momentos que he vivido, los buenos y los que me han hecho aprender. Me llevo la gente que he conocido, mucha y buena. Me llevo muchos amigos, de los cuales unos pocos se han convertido en mi familia. Una familia que se y saben que siempre estaremos ahí para cuando nos necesitemos, que siempre tendrán un lugar a mi lado haya donde esté, puesto la distancia es sólo una variable y nuestros caminos se encontrarán de nuevo, os lo aseguro. Gracias por todo, os quiero. (Aquí ha caído alguna lágrima tontorrona)
Es momento de coger el avión de nuevo a España, el que tantas veces he cogido pero nunca con tantas emociones como lo hago ahora. Es momento de dar otro paso hacia adelante para poder seguir avanzando y creciendo como decia en mi primer post. Es momento de empezar a planear la siguiente etapa, el siguiente salto.
Irlanda, amigos…tranquilos, volveré. Seguro. No se si para quedarme o de visita, no se si solo o acompañado, no se si será en un mes o en un año, pero volveré. Siempre tendré un sentimiento hacia este país, y siempre lo defenderé allá donde vaya. No es un adiós, es un «nos vemos pronto amigos».